Cuando uno pasa por todos los avatares y sufrimientos de lo que la selva de tolerancia llamada MBA incita, cree que lo ha visto todo… Un MBA, es cierto, te convierte en un ser algo más, ¿qué? ese es un súper dilema extremadamente personal que cada loco que se envuelve en la aventura debe averiguar… No obstante, cualquier cosa dentro de este mar de caras y caracteres muy “especiales”, no se compara con el obligatorio, ansiado y siempre muy inesperado viaje internacional…
Para qué hablar ya de todas las peripecias para conseguir la manera de llegar, que la visa a USA, a China, a Canadá, a USA… ja! al final terminé con 3 visas y $300 menos (por las estupideces de la agencia de viaje), para qué hablar de todos los cursos y trabajos que dejaron 5 días antes del viaje para entregar ¡¡¡1 día antes del viaje!!!… ni qué decir de la eficiencia y la organización administrativa de la gente del programa… Al final, el avión fue tomado, y contra todo pronóstico terminamos en Newark, bajo una ducha caliente, codeándonos con la high light mundial en el salón presidencial de Continental. Buenos tiempos, nadie hacía presagiar lo que se aventuraba…
El vuelo desde USA hasta Bejing fue largo (ni tanto, peores son las travesías en bus desde Lima hasta Tacna o Chachapoyas), no cansado, algo incómodo, pero ¡extremadamente aburrido! Si no fuera por el buen Dave, el nombre inglés de una chinito que se sentó junto con su esposa a mi lado, el viaje hubiese sido insufrible (mis primeras clases de chino fueron en inglés por un oriundo de Beijing)… Viajamos todo el camino junto con el sol del medio día (o sea a la velocidad con la que gira la tierra), haciendo una ruta por el polo norte, cualquiera dice ¡¡¡wowww!!! espectacular, el polo norte… ¡Todas las ventanas estaban cerradas!, era medio día todo el vuelo, y dentro del avión era media noche. ¿Pero no podías abrir la ventana? Claro que podíamos, pero una vez que lo hacíamos entraba una radiación que iluminaba todo y quemaba hasta los huesos… así que en una a bajar la ventanilla.
Cuando llegamos a Beijing vimos los rezagos de las olimpiadas en el aeropuerto, un aeropuerto grande, pero algo gris por la entrada del invierno… salimos y la primera impresión fueron las autopistas… grandes, modernas… llegamos al hotel en un tiempo relativamente corto (30 minutos puede ser)… No sabíamos lo que vendría… El hotel 4 estrellas, de primera, nos mal acostumbró para después. Todo bien hasta allí… Beijing era grande, moderna, bonita… El chino inentendible, los caracteres peor, menos mal teníamos a PaVro (sí con V y con r).
Pavro es historia para un post sólo. Es un chino (beijinés) gay, 25 o 26 años, extremadamente fashion, amanerado, engreído, culto, un español de España casi perfecto (estudió en Barcelona varios años). Prada, Gucci, Armani, son sólo algunas de sus marcas. Modelo de peinados y afiches por las calles. Y por supuesto guía y traductor turístico para grupos de habla hispana. Pavro es todo un atractivo turístico por sí sólo…
Al despertar luego de nuestra primera noche en el hotel, salimos muy temprano rumbo a la Gran Muralla China… sí esa misma, la de todas las historias, la maravilla del mundo, la que protegió a China de los invasores Mongoles, los Hunos, y todos los demás, la que se construyó por pedazos en cada dinastía… la única que se ve desde la Luna (así dicen)… la espectacular Great Wall… Emocionados y tomando fotos a cuanto edificio se cruce por nuestro camino, de repente notamos que no notamos… o sea, el bus avanzaba a una velocidad de oruga… asomándonos un momento observamos una serpiente interminable de autos… ¡¡el tráfico de Beijing iniciaba su aparición!! Salimos a las 7:30 a.m. llegamos a las 10:45, cuando el trayecto no debería durar más de 1 hora… ¡¡¡en Lima!!! empezábamos a extrañar el Zanjón… Cuando llegamos a la muralla, el cielo estaba nublado, el frío era grande, pero la cantidad de gente era brutal… decenas y decenas de buses de turistas, la mayoría de turismo interno (el tema de traslado en China es algo complicado) inundaban el estacionamiento de la parte de la muralla de Beijing. Nos bajamos.
La muralla de Beijing son más de 2 Km de escaleras y escaleras, anchas, angostas, bajas, muy muy altas, uniformes, deformes, torres, chinos, más chinos, gringos, europeos, uno que otro peruano que siempre sufre peruano sufre subiendo las escaleras de la gran muralla con un sobrepeso de 100 Kg y una hija engreída que trata de tomar una foto mal llevada en el fondo de unos turistas hindúes (o indios para mi tía Martha)… La muralla china son unas putas escaleras que hay que subir porque bueno, estamos en China y hay que llegar a la cima… mierda, estamos jodidos, peor que el Gold’s Gym en sesión Tae Boo avanzada… la muralla China, es un conjunto de piedras con un webo de chinos tratando de llegar y escupiendo como piratas y fumando como chinos, botando toda su basura en la ¡¡¡maravilla del mundo!!! mierda chino cochino asqueroso cuida tu maravilla!! Machu Picchu te la lleva de lejos!! O sea más de 2000 mil dólares por las puras!! carajo!… La gran muralla un urinario de chinos de provincias que vienen a ensuciar Beijing…. esa es la imagen de algo que ni a los talones de la ciudadela de Cusco….
Regresamos al hotel con el orgullo de unas muy buenas fotos con la bandera peruana en la última torre de Beijing, pero con la nostalgia de que en el Perú se pueden hacer mil cosas mejor… vamos, Cusco no lo es todo, y si la muralla es tan chafa, Nazca, Chan Chan, Kuelap, pueden dar de lejos una perspectiva increíblemente mejor al Perú… ¡Qué falta! Pues lo que mi buen amigo Javier García dijo, matar la resistencia al cambio… El temor de lo diferente, el vencer las cosas desconocidas el quitarse el complejo de niño de 3 años con temor a lo q no tiene ni idea en el closet, que no sabe si existe o no, pero que igual teme… Lo que falta, carajo, es las ganas de lanzarse a la piscina, no importando si se sabe, si tiene agua o no…
La próxima… se viene la Ciudad Prohibida, Mao y sus amigos… ja, ojalá no me censuren…
Franco
Opiniones desautorizadas... 